«Producimos hoja de pan de oro desde hace quince generaciones empleando manos, cabeza y corazón. Y aún hoy, cada vez que veo el oro incandescente vertiéndose fundido en el molde como una lengua de fuego, me emociono como si fuera la primera vez. En ese resplandor se encuentra nuestra historia que se renueva: la historia de una familia, de una ciudad y de un oficio antiguo que, junto a las más modernas tecnologías, requiere aún hoy de las mismas habilidades artesanales de hace miles de años». Niccolò Manetti

Para reducir de forma progresiva el espesor del oro y alcanzar el prodigio de transformar un pesado lingote de oro en láminas extraordinariamente finas son necesarias cinco fases de procesado y diez horas de trabajo.

Los productos Giusto Manetti Battiloro son fundidos, laminados, batidos, cortados y embalados en Italia, en las instalaciones de la empresa a las puertas de Florencia.

Fundido

El oro se funde con el cobre, la plata y otros metales nobles a una temperatura superior a 1000°C. Es en esta fase donde, siguiendo de forma escrupulosa antiguas recetas y eligiendo de forma cuidadosa los porcentajes de metales preciosos empleados, se determina el color del producto acabado, disponible en catalogo en más de 35 variedades. Los diferentes componentes, fundidos y amalgamados, forman la aleación que tras haberse vertido en los moldes se enfría dando origen a un lingote de oro.

fundido

Laminado

La reducción del espesor del lingote se realiza a través de un proceso de laminado dividido en dos fases: en la primera, denominada «prensado», el lingote pasa diferentes veces a través de cilindros de laminado y se convierte en una cinta con un espesor de algunas décimas de milímetro; en la segunda fase, denominada «laminado de acabado», el espesor se reduce aún más gracias a más ciclos de laminado en frío alternados con ciclos de recocido, indispensables para reducir las tensiones internas del metal procesado. Al finalizar esta fase, el lingote ya se ha transformado en una lámina de decenas de metros y su espesor solo es medible en micras.

laminado

Batido

La fina lámina de oro posteriormente se corta en cuadraditos del tamaño de sellos que – una vez colocados, intercalados con hojas de papel, en paquetes especiales denominados «moldes» – son sometidos a numerosos ciclos de batido con martillos mecánicos. En la fase de percusión sobre el metal, la energía cinética de los martillos origina elevadas presiones específicas que provocan la extensión del oro sobre la superficie de los papeles de separación reduciendo posteriormente el espesor hasta obtener hojas de pocas décimas de micras, tan finas que resultan semitransparentes. Si bien en la fase de batido se emplean tecnologías sofisticadas y maquinaria de vanguardia, el acabado se realiza aún hoy totalmente a mano: utilizando distintos tipos de martillos de formas y pesos diferentes el artesano batidor de oro «estira» las láminas convirtiendo la superficie en completamente lisa.

batido

Corte y empaquetado

Manos expertas cortan el oro batido en hoja empleando un cuchillo especial de doble filo llamado «carretto» y, ayudándose con una pinza de madera, lo introducen en los tradicionales librillos de papel de seda. Todos los instrumentos empleados en esta fase, incluido el cojín o pomazón para el corte, son realizados de modo artesanal y fiel a la más antigua tradición del oficio.

corte y empaquetado

Control de calidad

Cada fase de la producción es sometida a un estricto protocolo y se acompaña de específicos controles de tipo cualitativo y cuantitativo. Todos los test de procesos y productos son cuidadosamente registrados con el fin de garantizar la completa trazabilidad. La comprobación final se efectúa en un departamento especializado, en el que ojos expertos comprueban la calidad de las hojas, una a una.

control de calidad