Una sólida línea dorada dibuja el árbol genealógico de los Manetti y une las etapas de la historia de una empresa familiar que desde hace más de 400 años representa la máxima expresión del oficio de batidor de oro.
A lo largo de los siglos la misma familia ha acompañado, y en ocasiones recorrido, la evolución de los procesos de producción ligados a la transformación del lingote de oro en hoja, y se ha convertido en embajadora en todo el mundo de la extraordinaria tradición y de la capacidad de innovación de la mejor artesanía florentina.
1500: los orígenes de la familia
La historia de la que con el tiempo se ha convertido en la empresa líder a nivel mundial en producción de pan de oro y plata coincide con la de una gran familia florentina que, ya en el Renacimiento, practicaba el noble y antiguo arte del batidor de oro, cuya fascinación conquistó incluso a Leonardo da Vinci.
En los albores de 1600 los Manetti gestionan un pequeño taller familiar de doradores, talladores, decoradores y batidores de oro que desde sus inicios recibe encargos de prestigio: en 1602 Matteo Manetti, bajo pedido del Gran Duque Ferdinando II de Medici se ocupa la restauración de la esfera de oro que remata la cúpula del Duomo de Florencia. Es el inicio de una gran historia.
Siempre a la búsqueda de la excelencia, diferentes miembros de la familia Manetti empleados en el taller asisten a la conocida Accademia del Disegno de Florencia. Uno de ellos, Niccolò, se convierte en Cónsul, heredando las funciones en un tiempo asignadas a Michelangelo Buonarroti.
En 1820, contagiado por la ebullición de la Revolución Industrial, Luigi Manetti da inicio a la transformación del taller artesano de la familia para convertirlo en una auténtica fábrica mecanizada. No solo aumentan los beneficios sino también la calidad del producto,que recibe, como reconocimiento, tres medallas al merito en las Exposiciones Nacionales de 1861, 1881 y 1884.
A pesar de dos guerras y un bombardeo, en la primera mitad del siglo XX la empresa creció y ganó credibilidad en todo el mundo. Desde los años 20 la hoja de pan de oro de la familia Manetti brilla sobre los más prestigiosos monumentos de París, Nueva York, Londres y Moscú.
A partir de los años 50 llega el asesoramiento internacional de Giusto para el British Museum y la NASA. Posteriormente una nueva parada, con la dramática inundación de Florencia, y una nueva recuperación. Guiada por Fabrizio, Lapo y Francesca, la empresa crece llevando su facturación hasta los 9 millones de euros.
Con la entrada de la nueva generación Manetti, la empresa continua creciendo e innovando, siempre fiel a su larga tradición de éxito. En 2002, cuatrocientos años después del Maestro Matteo, se restaura de nuevo la Cúpula del Duomo. Y en el año 2013 se inauguran las nuevas instalaciones de producción a las puertas de Florencia que dan testimonio de la voluntad y la capacidad de invertir en el futuro.