Una vez terminado el dorado con metales preciosos o con metales de imitación, es posible crear efectos cromáticos especiales o aportar a la superficie decorada efectos de envejecido o tridimensionales empleando las técnicas de acabado del dorado.
Una vez terminado el dorado con metales preciosos o con metales de imitación, es posible crear efectos cromáticos especiales o aportar a la superficie decorada efectos de envejecido o tridimensionales empleando las técnicas de acabado del dorado.
El bruñido del dorado es posible solo en el caso en el que la hoja de pan de oro se haya aplicado con la técnica al agua, preferiblemente en oro puro o plata. También es posible bruñir dorados realizados con metales de imitación.
El bruñido es la fase final del proceso de dorado que permite aportar un brillo compacto y un tono muy cálido a las superficies decoradas con la hoja. Es muy empleado también para crear contrastes netos brillante/opaco que embellecen la decoración y resaltan algunos detalles ornamentales.
El bruñido se realiza utilizando las herramientas adecuadas denominadas bruñidores, constituidos por piedras de ágata de formas y tamaños diferentes para adecuarse a las formas de la superficie dorada. Lo ideal sería disponer de un bruñidor con la forma adecuada para cada tipo de curva del área recubierta por la hoja.
El dorado se abrillanta gracias a la presión con la que se alisa la superficie con el correspondiente bruñidor. Antes de pasar el bruñidor sobre el dorado, calentar la piedra de ágata frotándola enérgicamente con un paño de lana.
Durante el periodo estival el bruñido se puede realizar entre 5 y 8 horas después del dorado; en época invernal es mejor esperar entre 12 y 18 horas. Para comprobar el correcto secado de la superficie decorada es suficiente con exhalar delicadamente aire caliente por la boca sobre la hoja. Si el empañado producido por el aire caliente de la respiración desaparece enseguida, el secado está muy avanzado. Si el empañado no desaparece, el secado es aún insuficiente. Si el halo permanece durante algunos instantes y después desaparece, el dorado y la superficie han alcanzado el correcto nivel de secado.
Cuando el secado está en el punto exacto se puede proceder al abrillantado, ejerciendo sobre la punta del bruñidor una presión constante y de intensidad intermedia (con una intensidad baja la hoja no brillará, y con una intensidad alta es posible que ceda el fondo). Moviéndose de manera homogénea sobre toda la superficie, se ayuda a la hoja de metal a adherirse a la base de yeso y bol, y se confiere a la superficie un brillo y suavidad perfectos.
Una vez acabado el bruñido, para preservar el trabajo de posibles daños, pasar sobre el dorado una protección preparada con goma laca descerada o goma laca descerada ultraclara.
Muy habitual en la restauración de superficies antiguas decoradas en hoja de pan de oro y plata, este acabado del dorado sirve para dar un aspecto antiguo o para atenuar el brillo de un dorado recién realizado.
Existen diferentes técnicas para envejecer o desgastar un dorado, cada una de las cuales prevé el uso de productos y procedimientos específicos en función de la creatividad y del gusto del dorador. Basándose en técnicas de acabado del dorado ya estudiadas y testadas, cada uno puede aplicar el acabado de un modo totalmente personal.
Las técnicas de envejecido está recomendadas sobre todo para dorados y restauraciones realizadas con oro puro y plata auténtica, pero algunas de ellas pueden aplicarse también en dorados realizados con metales de imitación.
Una primera posibilidad es la de desgastar el dorado empleando lana de acero, con el fin de hacer aflorar la base de bol que se encuentra debajo sin perder el brillo de la hoja. De este modo se obtiene un efecto equiparable a los dorados realizados en los siglos XVII y XVIII.
En función de cuanto se desee hacer evidente el efecto de desgastado (o cuanto fondo se quiere hacer aflorar de nuevo) se utilizan lanas de acero de grano más o menos grueso: la lana de acero de grano grueso (número «0») es perfecta para lograr un efecto desgastado profundo y evidente; aquellas de grano fino (código «000») o extra fino (código «0000») están en cambio indicadas para envejecidos más ligeros o para obtener un delicado efecto satinado del dorado.
Este tipo de pátina está indicada para crear fuertes contrastes claro/oscuro y para recrear sobre el dorado un efecto superficial similar a aquel de moda en 1500. Entre las diferentes técnicas de acabado, esta es la más utilizada para los dorados realizado con metales de imitación. El resultado que se obtiene es una película con efecto envejecido visible tanto en las zonas lisas y homogéneas, como en los tallados y en las partes más profundas.
Para realizarlo se emplea el betún líquido (también llamado Betún de Judea), en su caso diluido con trementina si el color de base es demasiado oscuro. Al contener extractos resinosos, el betún, una vez disuelto y secado, confiere a la superficie matices marrón-rojizas y por tanto una pátina con un color cálido.
En sustitución de betún líquido también se puede emplear un esmalte, siempre a diluir con trementina.
Tras haber preparado la mezcla, extender el betún homogéneamente sobre la superficie dorada, utilizando un pincel o una esponja para penetrar también en las incrustaciones, en los tallados y en las grietas más profundas. Resulta muy importante no mojar la superficie con una excesiva cantidad de betún, con el fin de evitar que se formen zonas de estancamiento del líquido y – por consiguiente – una pátina demasiado evidente.
Se recomienda, así mismo, dar pequeños toques sobre la superficie con pátina con el betún a modo casual, alternando con velocidad el pincel o la esponja hacia el lado derecho y hacia el lado izquierdo.
Para evitar efectos no deseados o goteos, es necesario retirar lo antes posible el exceso de betún, empleando algodón o un trapo.
Dada la rapidez de secado del betún, puede ser necesario diluirlo con aguarrás para aumentar la trabajabilidad.
La pátina de envejecimiento con cera, conocida también como cera bituminosa, es ideal para superficies lisas u homogéneas. Esta técnica, empleada sobre todo para dorados realizados con oro puro y plata, prevé el uso de cera en pasta mezclada con el betún, la trementina y la cera de abejas. En el caso de que resultara demasiado denso se puede diluir adicionalmente con esencia de trementina antes de aplicarlo con una esponja en una capa ligera.
Añadiendo pigmentos colorantes (tierras) se puede además «ensuciar» la mezcla y obtener tonos e intensidades de color diferentes. Transcurridas algunas horas, cuando la pátina esté bien seca, se puede proceder con el abrillantado de la superficie frotando con un paño de lana.
Questo tipo di finitura della doratura, utile anche come protezione e fissativo della foglia, consiste in un particolare trattamento della zona decorata che opacizza la doratura, variando tonalità e colore della superficie interessata.
Viene impiegata sia su dorature eseguite con metalli preziosi che con metalli imitazione.
A seconda dell’effetto che si vuole ottenere e del metallo utilizzato per la doratura si può procedere con diversi tipi di velatura.
Per abbassare il tono tipicamente acceso di una doratura appena effettuata (solitamente con oro zecchino) si può fare una velatura dai toni freddi strofinando la superficie dorata con un panno inumidito da un composto di acqua ragia e pigmenti di colore freddo (ad esempio verde, bianco, azzurro o terra d’ombra).
Per conferire alla doratura un effetto invecchiato è invece meglio procedere con una velatura dai toni caldi, preparando una miscela di olio di lino, essenza di trementina e siccativo di Harlem (mescolare tre parti uguali di ciascun prodotto) ed aggiungendo nero d’avorio unito a terra di Siena. Ottenuto un composto sufficientemente liquido, è sufficiente stenderlo sulla superficie dorata (sempre in oro zecchino) in uno strato il più sottile possibile, utilizzando del cotone o uno strofinaccio.
En ambos casos, tras haber extendido el compuesto, pasar por la zona tratada con un trapo limpio para secar y evitar que se formen zonas de acumulación.
En el caso de dorados realizados con plata auténtica o metales de imitación, también con el objeto de prevenir la oxidación de la hoja, se puede extender sobre la superficie decorada un compuesto de goma laca y anilina de alcohol, con un color más adecuado a la tonalidad que se quiere dar a la hoja.
Uno de los velados más extendidos es el denominado «meccatura» (o dorado a Mecca), empleado desde la antigüedad para lograr que la hoja de plata adopte un tono dorado. Hoy en día se emplea sobre todo para realizar una banda decorativa dorada en los marcos con hoja de plata.
El elemento principal del Barniz Mecca es la Sandáraca, a diluir en alcohol etílico. Es posible adquirir el compuesto ya preparado para su aplicación.
Para obtener tonalidades de colores diferentes se pueden añadir resinas vegetales,a diluir siempre en alcohol etílico en la proporción correcta, a elegir en función del efecto deseado: para un color amarillo dorado se usa la goma gutta (a diluir en un relación de 1:2); para una tonalidad rojo-marrón se emplea Sangre de dragón (a diluir en baja concentración); para colores marrón-verdosas es en cambio perfecto el aloe vera en resina (a diluir en baja concentración).
Todos los tonos pueden ser aclarados añadiendo alcohol.
El compuesto obtenido se aplica de modo homogéneo utilizando una esponja o un pincel de cerdas suaves. Para realizar una buena «meccatura» el compuesto debe ser fluido y al mismo tiempo no demasiado líquido, de tal modo que sea cubriente ya con la primera capa. Para un correcto secado del velado mecca son necesarias normalmente entre diez y doce horas.
En el dorado y plateado acabado, bruñido o no, es posible fijar la hoja para protegerla de daños o deterioros.
Si el dorado se realiza con hoja de pan de oro puro no es indispensable aplicar una protección o fijador. La hoja de plata y los metales de imitación en cambio tienden a oxidarse fácilmente o a perder, con el tiempo, su brillo natural o cambiar de color. Para preservarlos es por tanto necesario protegerlos siempre con barnices apropiados, extendiendo una o más manos en función del metal empleado para el dorado y del ambiente en el cual esta se encontrará.
Para una fijación y una protección del oro puro y de la plata puede ser empleada goma laca descerada (ultraclara en el caso de la plata) o un protector sintético, extendido en una o dos manos ligeras. Es importante prestar atención de no excederse en la cantidad para no modificar demasiado la tonalidad del dorado. Para la protección de metales de imitación, se recomienda en cambio la aplicación de productos más resistentes, como los barnices acrílicos o nitro (p.ej. Zapon).
Si el dorado va destinado a una colocación en ambientes externos se recomienda siempre extender un barniz protector acrílico, a aplicar más manos posteriormente. Para este tipo de trabajos se recomienda encarecidamente el uso de metal de imitación.
La técnica del punzonado (o burilado) se conoce desde siempre y se emplea para crear motivos ornamentales y detalles preciosos. Esta particular técnica se emplea normalmente para el acabado del dorado sobre tabla, como en el caso del dorado de iconos, o para la realización de objetos de especial valor.
Tras haber finalizado la fase de bruñido, es posible grabar sobre la superficie dorada decoraciones empleando herramientas similares a sellos metálicos, denominados punzones o buriles que se apoyan sobre la superficie ejerciendo una percusión con un martillo.
Los punzones metálicos están constituidos por un cuerpo de madera duro, con dimensiones y puntas de diferente forma en función del efecto decorativo que se desea obtener. La parte incisa por el punzón, denominada «ojo», es en cambio habitualmente de hierro.
Existen también punzones de rodillo de diferente tamaño y forma que se deslizan sobre la superficie dorada para crear efectos decorativos con mayor rapidez. El rodillo puede ser de madera, goma o hierro. Los punzones de rodillo son útiles sobre todo para incisiones en superficies amplias, pero se recomienda siempre acabar el trabajo con herramientas de mayor precisión para obtener un acabado de mayor valor.