Historia 1800

1800: Del taller a la industria

En 1820, contagiado por la ebullición de la Revolución Industrial, Luigi Manetti da inicio a la transformación del taller artesano de la familia para convertirlo en una auténtica fábrica mecanizada. No solo aumentan los beneficios sino también la calidad del producto,que recibe, como reconocimiento, tres medallas al merito en las Exposiciones Nacionales de 1861, 1881 y 1884.


En los años comprendidos entre final del siglo XVIII y principios del siglo XIX Florencia está adormecida mientras Europa cambia a una velocidad sorprendente, marcada por la Revolución Francesa, la era napoleónica y la Revolución Industrial que rompen los viejos esquemas políticos, sociales y económicos.

A la cabeza del taller Manetti se encuentra Salvatore Domenico (1753-1816) que, con inteligencia y lucidez, comprende que el futuro está en la evolución de las estructuras de producción y en el uso de las nuevas tecnologías, que están tomando forma lejos del inmovilismo florentino.  Firme en su visión abierta del mundo, envía a su hijo pequeño Luigi (1791-1855), con solo 19 años, a conocer todo esto de cerca. Entre 1811 y 1816 Luigi recorre Italia, España, Francia y Prusia. A lo largo de estos años Luigi, ve la transformación de muchas actividades industriales, y para mantenerse trabaja como ebanista en Francia. Cuando regresa a Florencia el taller atraviesa dificultades, tanto que el hermano mayor Giuseppe Francesco y su hijo han abierto un taller propio. Luigi trabaja con su hermano mayor Giovanni en el taller paterno de batidores de oro y, gracias a la experiencia madurada durante sus años en el extranjero, complementa la actividad con la producción de ebanistería. En 1814 con el Congreso de Viena se restauró el Antiguo Régimen. Las familias reales europeas, así como la aristocracia toscana poco a poco van encargando grandes trabajos en sus palacios, haciendo crecer así la necesidad de hojas de pan de oro para los pocos talleres que quedaban en Florencia. Luigi y Giovanni deciden entonces ampliar la actividad del taller asumiendo nuevos empleados y preparándolo para el paso de taller a fábrica. En 1820, con la adquisición del primer martillo mecánico, da inicio el proceso de mecanización de la producción del pan de oro. El mismo año Luigi adquiere, de la familia, la propiedad completa del taller y deposita la documentación para la nueva empresa de batido de oro en la Cámara de Comercio de Florencia, creada en 1770 por el Gran Duque Pietro Leopoldo. Como se desprende de los documentos de la cámara el nombre de la actividad es Giusto Manetti Battiloro, denominada así en honor al hijo recién nacido y al oficio que la familia desempeña desde hace siglos con pasión.


La elección se revela como acertada: de año en año, junto a la calidad del pan de oro, crecen también los beneficios, todo ello bien documentado en las tablas fiscales del gobierno de la ciudad. Con la entrada en la empresa de su primogénito Giusto (1818-1890), casado con Maria Gattai, el proceso de innovación continua: en 1840 se introduce la mecanización de la fase de laminado que permite reducir de modo significativo el espesor de la hoja de oro y reducir los tiempos de producción.  Se trata de otra inversión ganadora: la empresa Giusto Manetti Battiloro se asoma a la segunda mitad del siglo XIX con una clara ventaja respecto de sus competidores locales, que continúan anclados en el concepto de taller.

En torno a los años cincuenta también entran en la empresa los hijos de Giusto, Anchise y Adolfo. La apuesta por la calidad y la modernidad ha ganado: en 1861 la empresa participa en la Primera Exposición Nacional de Florencia, por aquel entonces viva Capital del Reino de Italia (1865), con «una cantidad de librillos de oro y plata batida encomiable por la perfección del trabajo y la calidad del metal» y recibe la primera medalla al merito. «El proceso es sencillo y a simple vista podría parecer fácil – se indica en el catalogo de la muestra – sin embargo hay pocos oficios en los que el resultado esté tan directamente relacionado con la habilidad». La segunda medalla llegó en 1881, en la Exposición Nacional de Milán; la tercera en 1884, en la Exposición General Italiana de Turín.